domingo, 22 de noviembre de 2015

La obligada compañía del corredor en círculos. De amore o Educatio principis

22 de noviembre de 2015

Cambio de cocina con gran jaleo de escombro e interminable cabalgata de fulanos negligentes o fantasmagóricos. Yo creo que esto de las obras es ya un género literario. Mantengo una relación con los operarios —fontaneros, técnicos, electricistas, albañiles…— que resulta en todo similar al amor cortés. Yo sería el caballero que, paseando nervioso por adarves y barbacanas, espera —y obtiene— desdenes y silencios del fementido montador —por ejemplo— que, con su desnuda cabeza puesta en otros amores y castillos me desprecia y se muestra inalcanzable. En estos requiebros se pasa el mes y por eso no he salido a dar brincos —o esa disculpa me pongo­—: Por las bellaquerías de tan degrasdecidos braços que aguardo quexoso y congoxoso. Luego querrán su galardón. Los hijos de puta.

Nota gimnástica: Corro muy poco, pero sudo. Lo que, a un grado bajo cero, no es poca cosa.

Nota consistorial: El Ayuntamiento de León ha cambiado levemente de uno estúpido a uno estúpido pero un poco más activo, lo que ya ha provocado más de una y más de dos tumoraciones urbanísticas. Como una rotonda del diámetro de una rueda de tractor.

Nota fluvial: Al volver de mi recorrido norte-sur cambio de orilla y me veo obligado a dar la vuelta porque están torturando y propiciando otra angina al Bernesga que ya sólo tiene en parte de su recorrido por la capital una única —llamémosla así— manga. Si lo encogen un poco más lo pueden meter en una tubería. Véase nota consistorial.







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