martes, 29 de abril de 2014

La obligada compañía del corredor en círculos. La agonía del narciso



28 de abril de 2014

El que la cantidad de tiempo que gasto en la recreación artística de mis carreras sea similar o superior al tiempo echado en las carreras mismas me aproxima a un único tipo de creador: el actor porno. Se puede decir que Proust descarga siete volúmenes en la deglución de una sola magdalena, pero sería falso. En En busca del tiempo perdido pasan muchísimas cosas y bullen y abundan numerosos personajes. Supongo que no tengo que convencer a nadie de que estas notas son más parecidas en calidad y dibujo de personajes a Pasión mamona en el internado ruso volúmenes II y III que a Le temps retrouvé; pero sí se debe reconocer la singularidad de una descripción absolutamente simétrica (aunque sólo sea en lo temporal) a lo descrito.

De algo tengo que jactarme. Y, desde luego, no puedo hacerlo de mis marcas.








jueves, 24 de abril de 2014

La obligada compañía del corredor en círculos. Abril



7 de abril de 2014 | Skinny feels

Después de un fin de semana largo (quiero decir que he hecho el idiota viernes, sábado y domingo) hago como que no ha pasado nada. Pero se conoce que sí. Que ha pasado. Yo. Yo me he pasado.

10 de abril de 2014 | Endolinfa y teratofilia


Hoy, después de correr un rato por la tarde me descubro con horror a mí mismo, duchado y enjuto, cenando una ensalada mientras miro una película de Tarkovski.
Dios mío, ¡¿en qué me he convertido!?



24 de abril de 2014 | Las potencias del alma


Dice Flaubert de Bouvard y Pécuchet, cuando empieza a tomar cariño a sus dos personajes: “Entonces una facultad lamentable surgió en su espíritu, la de ver la estupidez y no poder, ya, tolerarla”*.
La brillantez de la frase descansa en el calificativo lamentable.
Reconocer y repugnar la estupidez constituye, en efecto, una horrible tara. Podría amparame en eso para escribir poco; en mi reluctancia a redactar tonterías. Pero no sería cierto: también corro lo mínimo. Catorce días sin torturar suelas y cordones. Frío de nieve (otra vez); noventa kilos; media hora; cinco kilómetros; estado de la mar: marejadilla. Dinero: le extraerán una inesperada suma. Amor: usted verá.

*Alors une faculté pitoyable se développa dans leur esprit, celle de voir la bêtise et de ne plus la tolérer.





lunes, 7 de abril de 2014

La obligada compañía del corredor en círculos. Control de daños




3 de abril de 2014

Hoy los bancos del Bernesga eran perfectamente practicables aunque el agua se ha llevado mucha arena de las zonas más agrestes. He trotado por sitios en los que ayer estaba el río. Uno no corre dos veces por la misma orilla.
Justo cuando pensaba en cómo podría documentar la crecida (¡la más grande en cincuenta años!) me encuentro con un amiguete con móvil (yo no llevo). Y me saca las siguientes fotos (gracias, Alejandro). También me dice que va a competir en una carrera de ochenta (80) kilómetros y que mis viñetas no las entiende nadie. Bueno. 



El documento gráfico. No muy impresionante. El río ya ha vuelto a su cauce. Trato de darle un poco de dramatismo en la imagen del final pero al faltar tanto Munch como la pasarela (que sigo añorando) pues... utilicen ustedes su imaginación. ¡El agua llegaba a donde estoy de pie!




miércoles, 2 de abril de 2014

La obligada compañía del corredor en círculos. León is drowning / And I live by the river


2 de abril de 2014



Aprovechando que escampa un momento por la mañana bajo hasta el río. No puedo acceder a la orilla: la están cerrando en ese mismo instante porque el Bernesga (¡El Bernesga!) baja con gran petulancia. Normalmente ocupa, digamos, uno de los cuatro carriles. Hoy invade los cuatro y se quiere subir a los paseos. Oh, oh. Troto hasta su confluencia con el Torío y mantengo varias conversaciones idiotas tipo El Jarama (hoy tengo el día hídrico) de Ferlosio:

-Vaya de agua.
-No había visto yo nunca tanta agua.
-Se conoce que con la lluvia…
-Mucha agua.