28 de abril de 2014
El que la cantidad de tiempo que gasto en la
recreación artística de mis carreras sea similar o superior al tiempo echado en
las carreras mismas me aproxima a un único tipo de creador: el actor porno. Se
puede decir que Proust descarga siete volúmenes en la deglución de una sola
magdalena, pero sería falso. En En busca
del tiempo perdido pasan muchísimas cosas y bullen y abundan numerosos
personajes. Supongo que no tengo que convencer a nadie de que estas notas son
más parecidas en calidad y dibujo de personajes a Pasión mamona en el internado ruso volúmenes II y III que a Le temps retrouvé; pero sí se debe
reconocer la singularidad de una descripción absolutamente simétrica (aunque
sólo sea en lo temporal) a lo descrito.
De algo tengo que jactarme. Y, desde luego, no puedo hacerlo de mis marcas.
De algo tengo que jactarme. Y, desde luego, no puedo hacerlo de mis marcas.