miércoles, 28 de diciembre de 2016

La obligada compañía del corredor de fondo. Train In Vain

8 y 11 de diciembre de 2016 Sunday drivers

Sigo siendo un cliché con patas cada vez más robustas. No alcanzo la iluminación. No veo en las chavalas el saco de excrementos que decía el Buda. Veo otras cosas. Llega el domingo. En León en estas fechas hacen el revival del revival de un revival. Hay un conjunto que hasta se llama los Sunday Drivers. Domingueros, de toda la vida. Como hace bueno, salgo en camiseta y me voy al quinto pino por la ribera del Porma, río que asocio ya, como fluvial compañero de carrerinas, con el Bernesga y el Esla.

Luego, al día siguiente, caigo enfermo. Me curo en cuatro días. Por una lógica subnormal e inversa vuelvo de forma inmediata a beber y a comer sin tasa. Son fechas.





27 de diciembre de 2016 Los años dorados

Life itself is an exile. The way home is not the way back.

Colin Wilson



Me gustaría que me asombrara la magia en donde no discierno más que rutina o sandez. Ser entretenido por objetos engendrados, no creados. Como el Cristo. No imaginármelo, como el resto de entes, con la forma de una criatura previamente mecanografiada.


Es en la vuelta donde la gente se mide o crece o madura. Ir es fácil. Es inconsciente. Es inevitable. Los viajes de Ulises o el Hijo Pródigo son retornos. Resulta más difícil y peligroso bajar una montaña que subirla. Así funciona el mecanismo de Dios me perdone la memoria: solo sufrimos o gozamos por comparación. Después de una larga abstinencia todo alimento es golosina, toda agua, elixir y cualquier acto sexual, por precario que resulte, todas las delicias del Kama Sutra. Quiero volver. Lo que es difícil, claro, cuando no se ha ido a ningún sitio.

Para haberme administrado tales Navidades, corro el río entero. Hacia arriba y hacia abajo. Oscuridad y frío de tumba. Son, como digo, fechas.