lunes, 29 de abril de 2013

La obligada compañía del corredor en círculos. La espantá



29 abril de 2013

“…no fue que tuve que hacer ninguna… ningún sacrificio ni exceso; que se ponían voluntarias para darles cualquier cosa o cualquier palabra amorosa…”

Sobre propósito y deseo. José Toxeiro. Damnificado y poeta oral


Me pongo voluntario y huyo hasta el quinto pino. Hoy remonto el Torío y voy loin, bien loin, comme un bohémien, par la nature, heureux comme avec une femme y me tengo que volver andando porque no puedo con las gambas (por seguir con los galicismos). Cuando salgo la ropa me queda ajustada pero en el retorno parece colgar de una percha. Es muy agradable. Los toreros dicen lo mismo: al hacer el paseíllo casi no pueden moverse aunque luego, en el momento en que sale el toro, se les puede meter el dedo entre la cintura y la taleguilla. En su caso no es nada agradable. Pobre Curro Romero. Corría bastante más que yo.



domingo, 28 de abril de 2013

La obligada compañía del corredor en círculos. El chino del dolor



28 de abril de 2013


Domingo. Por la mañana nieva durante un minuto. Ha vuelto el invierno de nuestro descontento. Esto no se acaba nunca. En el río admiro una majestuosa grulla, que para los chinos simboliza… eeerm… todo; y para los antiguos era un símbolo de la prudencia y la vigilancia. Lo dice la Wikipedia, donde compruebo que sea una grulla lo que he visto y no cualquier otra ave acuática o una subdelegada de Agricultura. Debería investigar qué entiende la entrada por los antiguos. A ver, que me pierdo: vi una grulla y quiero pensar que es una señal propicia y un auspicio felicísimo. Me parece que escribí exactamente lo mismo y extraje las mismas (alucinadas) conclusiones el verano pasado cuando vi a un zorro y desde entonces no he levantado cabeza. Da igual. Si mediante la meditación, las drogas o las extenuantes gimnasias llego a convencerme de que esto es un diorama y yo mismo, el mando a distancia, todo irá bien. Todo irá bien. Todo irá bien. Todo irá bien. Todo irá bien.










viernes, 26 de abril de 2013

La obligada compañia del corredor en círculos. Prima della rivoluzione


26 de abril de 2013



Es una anécdota conocida que Luis XVI de Francia consignó en su diario Rien (Nada) el 14 de julio de 1789. Igual estamos en las mismas pero voy a arriesgarme y decir prácticamente lo que el rey: media horita, vuelve el fresco, sudo muy poco y para casa. Rien. Podría ser peor. Mucho peor.





jueves, 25 de abril de 2013

La obligada companía del corredor en círculos. Desayuno en la Tierra



24 de abril de 2013


Las once personas que siguen estas notas quizá hayan notado que ha desaparecido la base, origen, principio y justificación del diario: los escritos de los días en que empecé a correr (más de un año ha). Se han encarnado en forma de libro que deben ustedes comprar imperativamente. El volumen recoge las entradas desde enero de 2012 hasta febrero de 2013, está editado por la editorial menoslobos y presente en todas las librerias de España menos a la que usted acuda. También se puede adquirir por la red. Ya pondré dónde y cómo en cuanto lo sepa.

He evitado correr el riesgo de no convertirme, como David Copperfield, en el protagonista de mi propia epopeya. Por otra parte todos mis otros (minúsculos) proyectos laborales se van por el desagüe. Pero, en vez de ponerme nervioso o ingerir bebidas fermentadas, salgo, me canso y me tranquilizo. Y quedo aliviado. Como una res.

La cubierta de la cosa.


Todavía no he visto el objeto (libro) en sí. Pero, en teoría, debería quedar monísmo. Iré poniendo detalles. Tiene doscientas páginas y mide algunos centímetros.





Juro por Dios que diseñé la portada del mío (el de la derecha) antes de ver la de los otros dos. El tipo Trade Gothic y el negro y el amarillo resultan idóneos para subrayar sudores y esfuerzos, según parece.








martes, 23 de abril de 2013

La obligada compañía del corredor en círculos. Helter Skelter



22 de abril de 2013


A ver. Organización. Método. Orden. Cifras. El otro día (¿el 20? Sí. Que era… ¿sábado?) salí y no lo consigné. ¿Por qué? Porque hacía muy bueno y en la orilla del río había personas. Muy desagradable.

Vuelve a refrescar. Los paseantes pasajeros desaparecen; pero emergen corredores nuevos de carne blanda y piel lechosa. Qué gracioso. ¡Me he convertido en un veterano! Hay dos formas de desdicha: sentirse inferior o más torpe o estúpido (y pobre) que los demás y sentirse superior, más sabio o más hábil (y rico) que el resto de nuestros semejantes. Yo a veces incluso (y es curioso) me siento de las dos formas a la vez. Con tal de afligirme y amargarme soy capaz de complejos malabarismos emocionales con varias pelotas en el aire. Quiero creer que estos corredores intactos no son iguales que yo. No. Qué va. Nadie es igual que yo. No te jode.





martes, 16 de abril de 2013

La obligada compañía del corredor en círculos. Ejercicio de estilo



16 de abril de 2013



El carro solar se desplaza hacia posiciones más amables de su analema mientras el atildamiento, el cuidado del guardés. A día crecido, brisas de gimnasio y, en similares lemniscatas, el músculo vuelve al agua y con ojo rapaz descubre carnes novísimas.


Traducción:

Por la mañana voy al pueblo a mirar cómo está aquello. Me dejo el lomo pero queda más o menos. Hace de verano, eso sí. Por la tarde, otra vez en León, hago el circuito habitual. A la orilla del río ya se ve chicha.



La pelea. El hombre contra el vicio y la omisión. Creo que se entiende bien






lunes, 8 de abril de 2013

La obligada compañía del corredor en círculos. At Budokan



8 de abril de 2013


Como todo el mundo me da la brasa con el libro del japonés Murakami, me lo leo (el título, De qué hablo cuando hablo de correr, es una paráfrasis de uno de Carver como el mío lo es de uno de Sillitoe. Hay más semejanzas, pero se acaban pronto). El fulano empieza comparándose con una estrella del rock y corriendo en una isla de Hawái. A partir de ahí, sigue hacia arriba en un ejercicio de narcisismo absolutamente romo, además de insoportable, que me hace creer que el personaje de El Señor Chang (el tigre chino de la serie Community) está sacado directamente de este prestigiosísimo novelista (lo de prestigiosísimo es un dato incontestable: lo dice él mismo muchas veces).

Cuarenta minutos. Vaya. Ya casi recupero la forma de hace… seis meses.


La obligada compañía del corredor en círculos. La tarde del suicida



7 de abril de 2013



"The distance is commonly very great between actual performances and speculative possibility. It is natural to suppose that as much as has been done to-day may be done to-morrow; but on the morrow some difficulty emerges, or some external impediment obstructs. Indolence, interruption, business, and pleasure, all take their turns of retardation; and every long work is lengthened by a thousand causes that can, and ten thousand that cannot, be recounted. Perhaps no extensive and multifarious performance was ever affected within the term originally fixed in the undertaker's mind. He that runs against Time has an antagonist not subject to casualties."

"La distancia entre los verdaderos logros y las posibilidades especulativas es habitualmente enorme. Es normal suponer que tanto como se ha hecho hoy se podrá hacer mañana; pero al día siguiente alguna dificultad puede aparecer o un impedimento puede interponerse. La indolencia, las interrupciones, el trabajo o el placer, todo son causas de retraso; y cada tarea es dilatada por miles de causas que pueden distinguirse y por decenas de miles que no. Aunque quizá ninguno de nuestros grandes y variados logros se diferencien de los que el que asume la tarea tenía desde un principio en la cabeza. El que corre contra el tiempo, lo hace contra un antagonista que no sufre bajas".


Samuel Johnson. Pope (Lives of the Poets)




2013: ÆTAT. 46.] En provincias todos los días son como un domingo. Sobre todo los domingos. Y todos los domingos son un día perfecto para el pez plátano. Pero no me afecta. Por algún motivo (que no comprendo) estoy animado. Es posible que sea mi alejamiento temporal de los depresivos, es posible que sea mi insensatez.

Cito a Johnson porque viene al caso pero, quizá, también, porque no hacía más que escribir, vivía en precario y periódicamente iba a la cárcel por deudas que le tenían que pagar los conocidos. No hay nada peor (y más para una persona justificadamente orgullosa) que vivir teniendo que sentirse agradecido.

El darme cuenta de que correr más o menos tiempo o distancia es un mero ejercicio de voluntad (uno corre exactamente lo que quiere) no sé si me estimula o me paraliza. Hoy, desde luego, me paraliza. Veintipico secos minutos. Mmmm…






domingo, 7 de abril de 2013

La obligada compañía del corredor en círculos. Operación Bikini (y II)



5 de abril de 2013


Continúo planteándome la moralidad de todo ejercicio. También sigo corriendo lo mínimo, pero ése es otro tema. Me cuesta mucho no hacer lo que dice Schopenhauer (véase la cita en la entrada de hace dos días) pero justo al revés. Es decir: tomar una verdad evidente (correr es bueno para mí), combatirla con gran violencia (¡lo que es bueno para mí son las cervezas, la televisión y las patatas fritas!) para, finalmente, reírme de ella (ja, ja, ja).

Lo ético está en lo feliz y lo feliz descansa en algo tan sencillo como que le siente a uno bien lo que le complace desempeñar. La desdicha, por tanto, residiría en:

1) que lo que le guste a uno hacer (atiborrarse y ver fútbol) le siente mal y/o

2) que lo que sea bueno para uno (el saludable atletismo) no le agrade nada llevarlo a cabo.


Ah, moralidad, compañera ingénita de la felicidad, esquiva y caprichosa puta, tullida y desfigurada fantasma… ¿Son viciosos todos los círculos menos los que se recorren en sudorosas agonías? ¿Es eso? ¿Eh? Contesta, cojones.







miércoles, 3 de abril de 2013

La obligada compañía del corredor en círculos. Operación Bikini






3 de abril de 2013

Me dice mi mujer que no empiece las entradas con citas o con datos. Que no le interesan a nadie. Y que espantan a los lectores. Bien.

Afirma Schopenhauer que todo conocimiento de las cosas pasa por tres estados: primero es ridiculizado, luego es combatido con gran violencia y finalmente es aceptado como una verdad evidente. Abundo con el amigo Arthur aunque debo aceptar (tristemente) que yo mismo trato la realidad utilizando similares tamices o cedazos. En resumen: que tardo muchísimo en espabilar. Esperaba extraer de las carreras la tranquilidad y el cese del deseo. Miro a otros trotadores que progresan sin aparente esfuerzo y no veo nada de ello. ¿Son más felices o han alcanzado algún equilibrio sanamente envidiable? Lo dudo. En muchos casos siguen estableciendo jerarquías mezquinas (ése no corre una mierda) y celebran el espíritu competitivo y humillador presente en cualquier otra cucaña. Y no era eso, no era eso. ¿No hallamos nada en este sacrificio que nos ennoblezca y nos haga más sabios y pacientes? ¿Algo que interrumpa (aunque solo sea un momento) el zumbido constante de la insatisfacción? Mmmm… Estas gimnasias me ayudan a pensar y pensar me hace infeliz (y me impide ganar dinero).


Tampoco me hagan mucho caso. Soy lento en el análisis de entornos y tan antiguo que lo de operación bikini me sigue sonando a ensayo termonuclear. Tampoco corro mucho, aunque salgo mientras llueve y todo. Seguro que es bueno. 





Mateo (5, 15) y Lucas (11, 33): "No se prende una lámpara y se pone bajo el celemín, sino sobre el candelero para que alumbre a la gente". Así que aparte de contarlo todo sobre mi agonía contra el tiempo y las leyes de Newton, ilumino a los lectores con fotos de (personas disfrazadas de) monos. Debería poner más de Pietro Mennea o algún otro esclarecido atleta vivo o muerto. Pues no. De monos y de chavalas. También las coloco para compensar las cosas de la Biblia y de Schopenhauer