viernes, 17 de mayo de 2013

La obligada compañía del corredor en círculos. Volver al Colinón



16 de mayo de 2013


La palabra imbécil viene del latín im (ojo, el prefijo latino im significa sin sólo en adjetivos, no en verbos) y becillis (diminutivo de baculus, bastón). En teoría el imbécil es el que carece de bastón o experiencia o sabiduría. El que no se apoya.
Idiota viene de la raíz griega διος (ídios), que alude a lo personal, lo privado y forma palabras como idiosincrasia o idioma. Lo propio. En teoría el idiota es el que sólo se preocupa de lo suyo. El egoísta.

Según estas solidarias etimologías el aislamiento de la sociedad o la despreocupación por los demás nos hace tontos. Creo que me estoy volviendo tonto. No es broma. Me parece que cada vez pienso peor. Es posible. No lo sé. No lo contrasto. Me encuentro aislado y sin bastón. Ha vuelto el frío, corro lo mínimo y el alcohol es un depresivo que no me pone (claro) más contento.

Le comento el caso a mi mujer mientras estamos viendo un telediario en el que marionetean unos incomprensiblemente risueños gestores del dinero público.

-Creo que me estoy volviendo imbécil.
-¿Como esos?
-No tanto.






2 comentarios:

  1. Ahí lo tienes difícil, amigo Rodera. Por mucho que lo intentes, te pones unas metas inalcanzables. Ellos lo quieren, lo persiguen, lo desean (que diría la criatura Gollum). Tu a lo tuyo, que es lo nuestro, ellos a tocarnos los huevos, que es lo suyo.

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    1. Gracias, gracias... pero lo bueno del proceso de estupidización de las personas es su posibilidad de prolongación indefinida. Creo que puedo mejorar y superarme. Siendo cada día más tonto. Impossible is nothing.

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