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sábado, 11 de mayo de 2013

La obligada compañía del corredor en círculos. La obligada compañía del corredor en círculos



9 de mayo de 2013


Hoy transito otra vez el Torío y esta vez sí regreso corriendo. Al dar la vuelta a la altura de la Avenida de Madrid me quedo un instante mirando los pinos y La Candamia con la carita del perro Buck en La llamada de la selva. Bueno. Algún día.

La célebre soledad del corredor de fondo se ha convertido en un chiste malo. No hay ahora mismo actividad más gregaria y pululante que esto de galopar en polígonos irregulares. Antes nos juntábamos con gran dificultad veintidós para jugar al fútbol, pero ahora se apelotonan enseguida veintidós mil para correr en cualquier certamen o justa o romería de estas cosas (que parecen organizar a diario). Y si no, pues salen a estorbar la orilla del Torío (que ahora remonto) en cuanto el termómetro marca más de dos grados. Los marcos incomparables por los que trota(mos) la gente parecen los de ¿Dónde está Wally?

4ª jornada de acendramiento. Me aburro bastante.



lunes, 29 de abril de 2013

La obligada compañía del corredor en círculos. La espantá



29 abril de 2013

“…no fue que tuve que hacer ninguna… ningún sacrificio ni exceso; que se ponían voluntarias para darles cualquier cosa o cualquier palabra amorosa…”

Sobre propósito y deseo. José Toxeiro. Damnificado y poeta oral


Me pongo voluntario y huyo hasta el quinto pino. Hoy remonto el Torío y voy loin, bien loin, comme un bohémien, par la nature, heureux comme avec une femme y me tengo que volver andando porque no puedo con las gambas (por seguir con los galicismos). Cuando salgo la ropa me queda ajustada pero en el retorno parece colgar de una percha. Es muy agradable. Los toreros dicen lo mismo: al hacer el paseíllo casi no pueden moverse aunque luego, en el momento en que sale el toro, se les puede meter el dedo entre la cintura y la taleguilla. En su caso no es nada agradable. Pobre Curro Romero. Corría bastante más que yo.