23 de
marzo de 2016
Intento continuar con mi mejora personal y crecimiento físico y viceversa. Sin
conseguirlo. Enorme luna llena que, sobre el yarmukle, kipá o medio platillo
volante que han puesto encima de la plaza de toros hace parecer todo ello un
fotograma de película francesa de ciencia ficción. Absolutamente nadie en la
orilla del río. Oigo mis pisadas. Agua enorme en el río negro. Viento helado. Muy
agradable. “Recordar es un acto creativo (…) Los recuerdos no son un relato
apasionado o impasible de la realidad desaparecida; son el renacimiento del
pasado, cuando el tiempo vuelve a suceder”, dice Svetlana Alexievitch.
Totalmente de acuerdo. Todo lo que escribí arriba no deja de ser, más o menos,
una trola. Y eso que lo mastiqué hace apenas una hora. El río llevaba agua y
había luna llena. Y la gente está absorbida y apelmazada con gran estrépito en
otro lugar de la ciudad por las putas procesiones. Eso es verdad. Lo demás es
novela. También afirma la gran Svetlana que nos morimos “sobre la marcha”. No
hay nada que no hagamos sobre la marcha aunque creamos lo contrario. Si
pudiéramos detener el tiempo —objeto de estas carrerinas— para pensar y ejecutar
nos pararíamos a los tres años y seguiríamos eternamente estirándonos el pito.
Cito mucho a Svetlana, todavía asombrado de que le hayan dado el premio Nobel
de Literatura —o un premio cualquiera— a una escritora excelente. Además,
periodista; primera vez que ocurre y hecho sobre el que el resto de los
periodistas del mundo han callado y siguen callando —incomprensiblemente— como
zorras.