martes, 9 de diciembre de 2014

La obligada compañía del corredor en círculos. El hombre que dio una vuelta completa al Sol montado en un planeta



7 de diciembre de 2014



El día uno de diciembre, lunes, después de un escuálido y tutelado cumpleaños (cuarenta y ocho), caigo enfermo. Mocos, náuseas, desorientación, tos productiva e improductiva, calambres, paracetamol, dolor muscular y articular, flemas, fiebre… Imposible superar el perfecto sintagma malestar general.

Toda mi jactanciosa fortaleza derribada por el suelo gracias a un virus singularmente tenaz que me tumba durante ocho días. Debilucho y convaleciente (he llegado a dormir, tembloroso, al lado de media cebolla picada) compruebo que la vida es un exilio en el que sólo se viaja y jamás se regresa. En estas edades algunos hombres se preguntan si han desperdiciado su tiempo y su talento. Algunos. No yo. Yo tengo la certeza absoluta.





La mañana de mi cuadragésimo octavo cumpleaños. Último contacto con el mundo del deporte. Además, falso. A pesar de la memorabilia de alrededor no estamos comentando fiascos de la Cultural y Deportiva Leonesa, sino hablando de porno virtual japonés (en serio). Me encanta la ponderada expresión de Francisco García Nubedocs (a la izquierda, en pelirrojo) que podría traducirse lo mismo por un "lo que sabe este fulano" que por un "qué estará diciendo este anormal".
Foto: Susana Llorente.














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