sábado, 20 de septiembre de 2014

La obligada compañía del corredor en círculos. El ayuno de los campeones



19 de septiembre de 2014

La mejor manera de evitar la ingesta compulsiva de alimentos es evitando ingerir alimentos de forma compulsiva. Esto puede parecer una obvia sandez, pero así se explica una y otra vez en manuales, revistas, blogs, suplementos o programas televisivos cuyas admoniciones para perder peso o, por lo menos, no ganar más, siempre terminan con la frase ya no epifánica sino pentecostal evitar la ingesta compulsiva de alimentos. El título del artículo o reportaje (que unas veces va entre interrogaciones y otras no) puede ser ‘En forma durmiendo mucho’, ‘Adelgace follando todo el rato’, ‘Pierda peso comiendo poquito noventa y tres veces al día’, ‘ Las calorías y mirar la Luna los meses con erre..’. pero el final del mensaje (o el mensaje completo) siempre es el mismo: estas operaciones conducen a evitar la ingesta compulsiva de alimentos. Todo, repito, nos conduce a la ingesta compulsiva de alimentos: dejar de fumar, tener un jefe idiota, hacer mucho ejercicio, no hacer nada de ejercicio, enfrentarse a un oso, huir de un oso, reunirse con el oso…

Evidentemente se rellena menos espacio y no se llama tanto la atención escribiendo que los comportamientos compulsivos (con ingesta o sin ella) son perfectamente evitables, pero hay que encontrarse sosegado y hasta ufano. Lo sé por dos motivos: he escrito contenidos para publicaciones y he estado nervioso antes. ¿Cómo eliminar el riesgo de herirse mientras uno hace malabares con tres motosierras en marcha encima de la cabeza? ¿Poniéndose un casco? ¿Prestando mucha atención? Elimine las motosierras (y los malabares) de la ecuación. Hop. Magia. Y duerma, haga el amor y mire la Luna lo que le plazca.

Si parezco molesto o vehemente es porque hoy he tratado de correr treinta o cuarenta minutos; he hecho mi recorrido standard, he seguido otros dos kilómetros… y luego he mirado el reloj: veintiuno. Dan ganas de ingerir compulsivamente alimentos. Me cago en mi puta calavera.










No hay comentarios:

Publicar un comentario