23 de octubre de 2013
Probablemente la última jornada que salgo en camiseta. Se acortan y se cuajan los días; se alargan y se hacen tupidas las mangas. No pasa nada. Dentro de ocho meses este trozo de la enorme bola de hierro recubierta de escoria y bacterias en que vivo volverá a girar en mejor posición y un más favorable perihelio. Ya ha pasado otras veces.
Se acabó el verano. Se cierra la pequeña puerta en el muro que abre un jardín cerrado y encantado. Juá. Sí, mi dacha tiene logo. Lo hice yo. |
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