La obligada compañía del corredor en círculos. El hombre que confundió a su mujer con una báscula
30 de octubre de 2013
Me veo asaltado a menudo en la televisión o en la
red por petulantes exobesos que han bajado de peso media tonelada y gritan (o
lo parece) frases absurdas tanto sobre sus supuestas humillaciones cuando vivían
en el mundo de los gordinflas como eslóganes que suenan a chúpate ésa cuando se van a habitar el narcisista universo de los
musculines. Oigo su miscelánea venganza contra ellos mismos: “nadie creía que
fuera capaz de no zamparme todos los días seis tartas”, “me escupían en la calle
por mi grasiento aspecto”, “mi madre se cambió de apellido porque le daba asco”,
“ahora me río de los tirillas”, “corro un maratón antes de levantarme y otro en
vez de merendar”, “no como más que polvo y tendones de pollo”, “mis hijos y mi
mujer tratan de seguirme pero no tienen media hostia”…
Francamente, creo que su problema no era el sobrepeso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario