15 de mayo de 2014
El lunes no bajé al río porque la realidad saltó por los aires con un asesinato en el único lugar del mundo donde nunca podría haber un asesinato. Esta frase, que podría ser el comienzo de una novela (regular) de policías y ladrones, es enteramente cierta.
Este lunes día doce a las cinco de la tarde y en una de las pasarelas del Bernesga cercanas a San Marcos matan de cuatro tiros en la cabeza, por motivos personales, a la presidenta de la Diputación y del Partido Popular de León. La conmoción en toda España es enorme por lo brutal e inesperado del acto, por la (mala) fama de la víctima y porque, en un primer momento, las personas más reaccionarias quieren convertir este homicidio en un crimen político con el que sacar réditos en las urnas (estamos en plena campaña de las elecciones europeas). Intento explicar, trabado por la enorme cantidad de información insensata (ejemplo: se reduce el caudal del río para buscar un revólver que no está allí) por qué hace tres días no salí a correr y hoy no he cambiado mi recorrido. Suelo tratar en estas notas asuntos banales para llegar a conclusiones circunspectas y este forzoso cambio de género y de lógica me está produciendo tendinitis.
Pienso en evitar esa pasarela en concreto para no
parecer morboso. Pienso en que evitarla exclusivamente por eso sería igualmente
morboso. Voy. No hay multitudes ni cordones policiales ni manchas de sangre ni nada,
naturalmente.El lunes no bajé al río porque la realidad saltó por los aires con un asesinato en el único lugar del mundo donde nunca podría haber un asesinato. Esta frase, que podría ser el comienzo de una novela (regular) de policías y ladrones, es enteramente cierta.
Este lunes día doce a las cinco de la tarde y en una de las pasarelas del Bernesga cercanas a San Marcos matan de cuatro tiros en la cabeza, por motivos personales, a la presidenta de la Diputación y del Partido Popular de León. La conmoción en toda España es enorme por lo brutal e inesperado del acto, por la (mala) fama de la víctima y porque, en un primer momento, las personas más reaccionarias quieren convertir este homicidio en un crimen político con el que sacar réditos en las urnas (estamos en plena campaña de las elecciones europeas). Intento explicar, trabado por la enorme cantidad de información insensata (ejemplo: se reduce el caudal del río para buscar un revólver que no está allí) por qué hace tres días no salí a correr y hoy no he cambiado mi recorrido. Suelo tratar en estas notas asuntos banales para llegar a conclusiones circunspectas y este forzoso cambio de género y de lógica me está produciendo tendinitis.
Ver durante estos cuatro días en todos los informativos paisajes tan familiares mientras se narran hechos tan fantásticos me hace creer la fábula de este diario: que todas las personas y todos los actos y todas las cosas se encuentran y ocurren y hablan en los metros del río Bernesga que recorro una y otra vez.
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