27 de enero de 2015
Sol de invierno. Hierba parda y barro negro. Aún así, después de la fiebre, la nieve escuálida y la niebla el mundo de día tiene un aspecto azul, brillante y achampañado.
Como no quiero pecar de monótono debería aclarar que
estas notas, aunque no lo parezca, son pululadas al menos por dos personajes: yo y otro.
Igual que don Quijote y Sancho Panza; y no por lo enteco de uno y lo amplio de
otro (que también). El dramatis personae
de aquí es breve: yo y mi cuerpo; y viceversa. Uno es listo, reflexivo y
moderado. El otro es continuo, egoista y salvaje (como decía de los niños Baudelaire).
No ha habido grandes novedades en la literatura en
los últimos cinco mil años. Siempre se narraron las proezas reales o imaginadas
de un titán o chalado cualquiera (desde Gilgamesh), pero la radical novedad del
Quijote (venga, voy a explicarlo) es que esa vez sus actividades empiezan a dialogarse. El héroe tiene un espejo ya
no en el lector, sino en la propia obra. Cualquiera diría leyendo estas notas
que solo hay un muñeco, pero no: hay más y hablan entre sí y y se cambian los
papeles como en la novela de Cervantes. Uno asimila la inmovilidad con la
sabiduria y la justicia con la
lentitud. El otro no asimila una mierda y no quiere hacer
nada o lo quiere hacer todo a la
vez. Como digo, a veces es el cuerpo o cáscara el que manda y
exige y otras veces (las que estoy callado) es la mente, la parte intelectual…
la que no hace tanto el idiota o lo hace de otro modo.
Imaginemos que la parte racional y flaca de mi persona
(la que sea) corre una hora, se flexiona cien veces, sube los siete pisos
corriendo… y, llena de testosterona, adrenalina, cortisol y endorfinas se pone
muy contenta. ¿Qué le apetece al otro señor, el abotargado y parlanchín? ¿Investigar
las mitocondrias? No. Quiere emborracharse. Y comerse una tarta entera. Y ver
el fútbol.
La serenidad y el equilibrio no consiste en que
estos dos sujetos se lleven bien, sino que sean uno solo y no se disocien. Y
que, una vez sean uno solo… me dejen en
paz. Vaya, ya he vuelto a hacerlo.
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