7 de septiembre de 2014
Vuelvo al macadán de la Fase I del Canal de
Payuelos. Para los nuevos: significa que (al fin) corro un poco por los
alrededores de mi mansión Villahibieresca. No he salido de la dacha
penitenciaria, comportándome como una mosca en un tarro, en todo el verano. Me
paro cada poco abrumado por el catálogo de cielos crepusculares. Que van del azul
Velázquez al cárdeno Vermeer, de los lavados lilas de Monet al algodón sucio de de
Kooning, por el color rojo de la tierra y por el paisaje en general compuesto
de árboles y otras cosas. Me paro cada poco también porque me falta el
resuello. Debería poner las entradas agroatléticas en tinta verde oscuro.
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