martes, 12 de noviembre de 2013

La obligada compañía del corredor en círculos. Las capitulaciones



9 de noviembre de 2013

Seis y media de la tarde de un sábado de noviembre en León. Noche cerrada. Me meto sin ninguna gana en mi gastada indumentaria de carreras. Piso la calle. En cuanto doy dos zancadas gruesas gotas de agua empiezan a oscurecer el cemento de la acera. Creo captar el mensaje. Subo y me pongo la ropa que me acababa de quitar. Bajo otra vez. Camino hasta el supermercado bajo la lluvia. Compro alcohol, cacahuetes y chocolate. Vuelvo a casa.



No es el mejor relato corto de la historia de la literatura, pero su belleza reside en su cruda y despojada sinceridad. Juá.








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