lunes, 11 de febrero de 2013
La obligada compañía del corredor en círculos. La indiferencia de los materiales
11 de febrero de 2013
Vuelta a la carretera. Rompí las zapatillas. Las dos. No por las suelas. Las suelas están intactas. Me gustaría poder describir ásperos rozamientos u otros destrozos honorables, pero los agujeros están arriba, donde tocan las puntas de los dedos gordos de los pies. Concretamente en la parte de las falanges distales de los halluces (el hallux, por cierto, sólo tiene dos falanges mientras que los demás dedos u ortejos tienen tres). Consulto con Deportes El Chorco. Que se me han roto por el uñero (?). Que no están en garantía. Que les ponga un refuerzo por dentro. Que pasa mucho. Pues vale.
He decidido en esta enésima depuración plantearme retos mezquinos o chiquitines, pruebas morigeradas o timoratas, que pueda rebasar sin esfuerzo. Por ejemplo: salir todos los días pero sin exigirme nada más. Hoy lo hago. Ni miro cuánto tiempo he corrido. Mañana igual me despreocupo más todavía. Pasado puede que me calce los leotardos y las zapatillas con refuerzos y únicamente compre el pan…
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Pues si pasa mucho, ¿cómo es que no refuerzan esa zona esas marcas de zapatillas chachis?
ResponderEliminarBack to Basics, empezar por retos pequeños para ir consiguiéndolos y animarse a cotas más altas. Suele pasar, cuando queremos aprender algo queremos abarcar más de lo que podemos. Me incluyo, por supuesto.
Ah, y esta entrada sería más fácilmente localizable con la etiqueta Uñero (¿?).
ResponderEliminarNo se debe confundir la parte superior del hallux con la dolorosa parinoquia o panadizo.
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